9.7.13

Burbujas de café.

Taza de café en mano, con el sonido del tráfico de fondo y el golpear de la lluvia contra la ventana. No sólo la previsión meteorológica era fría. Sus manos se estrechaban en torno a la taza, y su mirada descendía hacia todas esas burbujas que desaparecerían entre sus labios en el próximo trago.

Silencio frío, quietud aparente. Al otro lado de la ventana, la población se preocupaba de no ser torturada con el abrasador regalo de la naturaleza, huyendo de la lluvia como si fuera el fin de todo. Pero, ¿qué sabían ellos de finales, si les dolía más una película que perder a alguien de verdad? Seres inhumanos, desalmados, que por momentos olvidan qué es la vida y para qué sirven los sentimientos.

Él se sintió desaparecer en el momento en que aquellas burbujas desaparecieron entre sus carnosos labios. Los mismos que había visto reír, que le habían hecho sonreír, los que había tenido el placer de besar... Y ahora parecían decirle "hasta nunca jamás".

El resto de la cafetería seguía su ritmo, taza arriba, taza abajo, fuera de esa burbuja insonorizada en la que sólo parecían escucharse las lágrimas clamar por su libertad, y sus orgullos, perfectos alguaciles, guardianes de sus sentimientos, de los sordos latidos de sus corazones acelerados. Quizá ellos tampoco sabían para qué sirven los sentimientos, quizá no estaban preparados para saber utilizarlos. Quizá allá afuera sólo hubiesen renunciado a ellos, voluntariamente, por alguna buena razón. Y eran ellos los desgraciados que seguían atrapados en el constante dolor del recuerdo.

El dulce recuerdo que se clava en sus retinas, cuando en cada tronar de las oscuras nubes, la muchedumbre simplemente aumenta su ajetreo, y ellos se limitan a volver atrás en el tiempo, inconscientes de que ambos desearían volver al mismo instante, ese mismo momento en el que sus alguaciles bajaron la guardia. Ese momento en el que sólo la luz de la mañana les recordaba que era de día, porque para ellos ya no importaba qué hora era, ni siquiera dónde estaban o hacia dónde irían, ajenos de que no iban a ninguna parte. Y mientras tanto, se hace tarde para salvar todas esas burbujas de café que albergan hermosos recuerdos que nunca se verán capaces de revivir.





Disculpen la ausencia de nuevas publicaciones,
así como de comentarios en vuestros blogs.
He estado fuera de casa unos días, pero me pongo al día ya mismo.

8 comentarios:

  1. Después de aquellas entradas donde no me sentía realmente leyendo un Yaiza auténtico, más que en alguna parte, he de decir que en este si he podido sentirme leyendo uno (aquí como los Goya). Me resulta fascinante la forma que tienes de poner adjetivos expresados tan bien con lo que hablas, ojala a mi se me diera tan bien explicar mil situaciones distintas como se te da a ti para cualquier momento. Tristemente tengo que decir, que es realmente increíble que tengas esta capacidad que muchos no tenemos, hacen de los textos auténticas maravillas bien expresadas, te hacen meterte dentro de la piel del personaje, y como no, me encantan las partes en las que hablas de la gente correr bajo la lluvia, o el ajetreo de las cafeterías, al fin y al cabo, la gente siempre va con prisas.
    Enhorabuena otra vez, porque a veces no me siento muy satisfecho de lo que voy leyendo, pero llegar a tu blog (dejando a lado un poco las 3 partes anteriores de esa entrada) y leerte es todo un orgullo. Sigue así como siempre, demostrándonos lo mucho que vales.
    Espero que estés teniendo un buen veranito, y que al menos descanses, de lo que los exámenes no te han dejado.
    Se te quiere y esas cosas, una vez más, enhorabuena por textos como este.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, y bien raro, creo que hace meses que no era el primero en comentarte, normalmente suelo ser de los últimos jaja
      No te acostumbres, lo de hoy ha sido casualidad u.u
      Se te quiere y esas cosas

      Eliminar
  2. No sé por qué, pero la nueva imagen del blog me encanta. Y esta entrada es como si le pagera. Es tuya. Muy tuya y a la vez tiene un algo. ¡Pues sí que es difícil comentar algo decente cuando te quedas sin palabras!
    Me encanta. Es como cuando te esfuerzas mucho en pensar en algo y de repente es como que te huele y todo.
    He añorado por un momento esas tardes de lluvia, humedad, frío y café caliente. Y esos sentimientos que las tormentas despiertan dentro nuestra.
    Te admiro,
    (ya lo sabes)
    S.

    ResponderEliminar
  3. Vaya, ahora me apetece una taza de café, aunque sea solo para intentar salvar esas pobres burbujas. Me encanta Yaiza, como todo lo que escribes. Creo que tienes razón, que el ser humano en general es insensible y sin sentimientos. Tal vez la clave se encuentre ahí, en vever más café, tal vez él tenga todo eso que a nosotros un dia nos robaron.

    ResponderEliminar
  4. OH DIOS MIO YAIZA. Lo que haces sentir leyéndote, es increíble. Lo que inspiras. Lo real que es. Lo irreal a la vez. Lo tuyo que es. Lo alucinante. Increíble. Impactante. Genial. Maravilloso.
    Duele la realidad. Duele que haya tanta gente y tan pocas personas.
    (Me apetece un café y escribir, gracias a ti).
    Te quiere, y admira,
    Lau.

    ResponderEliminar
  5. Bueno, esto ya te lo dije en su momento pero me ha maravillado el texto. Lo que transmites en unas pocas líneas es increíble. Como dice Lau, es increíble que haya tantas personas pero pocas con las que se pueda contar.

    Sigue así.

    Marta.

    ResponderEliminar
  6. G u a u.

    Yo cuando miraba las burbujas de café solía pensar en el gentío arrinconado y apunto de explotar, pero, tu punto de vista me ha parecido increíble.

    Me encanta sin más, Yaiza.

    <3

    ResponderEliminar
  7. Yo, estoy de acuerdo con un comentario anterior que he leído, me parece increíble la capacidad de relacionar, un día frío, (En ese momento no sabemos que enfoques vas a dar al texto, no sabemos si va a tratar de pingüinos congelándose.. o quién sabe) y luego, lo relacionas con un caliente café lleno hasta las trancas de recuerdos.

    Sublime, no puedo decir más.

    Te admiro mucho mucho mucho,
    Mir.

    ResponderEliminar