Ella.

Que lo único que quiero es que no olvide jamás lo importante que es para mí. Que es uno de mis pilares maestros, como en un edificio, y que si ella cae, yo caigo con ella. Que si yo me caigo, ella me tiene que sujetar. Que lo único que quiero es verla sonreír, verla feliz. Su felicidad es mi felicidad. Que me prestaría a ser la cuerda que la ayudaría a subir la montaña que tanto cuesta escalar, para hacer el caminar cuesta arriba más ligero y agradable. Que lo único que quiero es no perderla y que sepa que los amigos estamos para eso, para animarla. Y de paso recorarla que si los amigos se cuentan con los dedos de una mano, ella siempre será mi dedo meñique, el pequeñín, como ella. Porque los mejores perfumes vienen en frascos pequeños. Mi pequeña, mi TODO.

Dedicado a esa gran amiga que siempre está ahí. Cuando la he necestiado y cuando no también. Cuando lo he pedido y cuando he sido tan orgullosa que no fui capaz de hacerlo. Esa gran amiga que, como todo el mundo en esta vida, a veces pasa por malas rachas. ¿Y para qué están los amigos más que para ayudarse, animarse? Ah, sí. Para hacerte pasar el mejor verano de la historia. Te quiero tanto, mi Watsan, mi tortuguita, mi MiniYo.