Dudas y sentimientos.

- ¿Qué ocurre?

Él parece evadir la pregunta.

- ¿Dudas? -pregunta ella arriesgándose más de lo que desearía.

Él levanta las cejas y balancea la cabeza ligeramente mientras aprieta los labios en señal de afirmación.

- ¿De qué dudas?

Él mira al frente y tras una silenciosa pausa en la que ella espera una respuesta, vuelve a apretar los labios. Esta vez niega con la cabeza y frotando sus propias manos, agacha la cabeza de nuevo tras vacilar. Ella, sentada en el banco, junto a él, espera a que diga algo más. Cuando ve que las palabras no llegan, entrecierra los ojos, intentando enfocar los pensamientos del chico, sin éxito.

- ¿Dudas de nosotros? ¿De lo nuestro? -pregunta ella en un cóctel de emociones que van desde la ofensa, hasta la decepción pasando por, incluso, la desesperación.

Él reacciona levantando los párpados repentinamente, mirando al horizonte de ese parque, hermoso durante la noche. Después la mira por un momento a los ojos, tan inocentes y sinceros, y deja caer su mirada instantes después, desviando la vista con timidez.

- Las dudas son humanas. Son normales, son comunes. Forman parte de nosotros. Todo el mundo tiene dudas en todo momento. Qiuén diga lo contrario... Dudo de si esto saldrá bien o si saldrá mal. De si tenemos futuro. De si esto es lo correcto o no, si deberíamos hacerlo. De si sentimos exactamente lo mismo... Esas cosas nadie las puede saber. Pero sólo hay una cosa que sé seguro, de la que no dudo. Y es que no me importa nada de eso. Que me da absolutamente igual el qué piensen los demás, el qué pasará mañana... ¿Y sabes por qué?

- ¿Por qué? -pregunta con los ojos lagrimosos.

- Porque te quiero. Y eso no es que lo sepa seguro, sino que lo siento. Y lo que se siente, es indudable, siempre será más fuerte que cualquier duda.