24.8.14

Quién y dónde.

Siempre me pregunté qué sería de él. Y aún cuando lo tenía frente a mí, me preguntaba dónde estaba. Porque por mucho que sus pupilas me miraran, no era él el dueño de aquellos ojos. Porque por mucho que sus dedos rozaran mis mejillas, no fue nunca él el que me acariciaba. Yo me preguntaba quién era él, dónde estaba, y quién era aquel que pasaba sus días junto a mí. Y aquel desconocido que me miraba no decía nada, y no se dejaba conocer, mientras él huía lejos de allí, quizá escapando de mí o simplemente escapando también de sí mismo. No sabía quién era él, ni quién era el otro él. No sabía dónde estábamos, ni dónde estaba él. Pero por un momento me sentí refugiada en su faz sin rostro, en sus manos que no eran suyas y en unos labios que a saber de quién eran. Por un momento, no estuve sola. No sabía con quién estaba, y lo más probable es que ninguno de ellos supiera tampoco a quién abrazaban, pero de vez en cuando sentía que era él quien me miraba.

De vez en cuando sentía que volvía a mí, que no quería escapar y que quería quedarse conmigo. De vez en cuando. De vez en cuando también le veía sonreír, y de vez en cuando incluso se atrevía a reír. De vez en cuando me miraban, y sentía que no era él, el que huía, ni él, el que se quedaba, sino que eran los dos. Y los dos me observaban con unas pupilas dilatadas de dolor y tristeza. De vez en cuando era así, una atmósfera frágil y delicada que siempre se rompía en un estallido, y de repente, allí ya no había nadie. Ni estaba él, el que huía, que volvía a ponerse en marcha; ni estaba él, el que se quedaba, porque de repente tampoco sabía dónde se encontraba. Y me quedaba con sus manos, sus labios, su piel... Y unos ojos huecos. Y me sentía todavía más sola. Pero siempre supe que en ningún momento llegaría a sentirme tan sola como él, que se fugaba y se quedaba al mismo tiempo, que por no tener, no se tenía ni a sí mismo.

Yo me preguntaba quién era él, dónde estaba, y era muy probable que él también se lo preguntara. Y por qué, por qué era todo siempre tan complicado, por qué su vida, o sus vidas, no tenían sentido alguno. Me pregunté qué sería de él, y del otro él. ¿Qué sería de ellos? En cuantos brazos intentarían quedarse, de cuantos besos conseguirían escaparse, a cuantos sitios correrían sin mirar atrás, a cuántas personas se comprometerían a olvidar. Siempre me lo pregunté, porque desde el día en el que me miró, y allí no había nadie, supe que él ya no estaba allí. Y aunque sentía su presencia, sobre todo notaba su ausencia. Siempre supe que lo intentó, lo intentó tanto como pudo. Intentó encontrarse, encontrarme. Y nos perdió. Se perdió en alguna parte, quizá se quedó atrapado en el laberinto de una mente propia que nunca nadie llegaría a comprender.

Yo siempre me preguntaba por él, por todos sus él. Me preguntaba, sin respuesta, pero quizá fui la única que por un momento entendí que él, estando, no estaba; que él, siendo, no era. Quizá por un momento fui la única que supo ver cómo se perdía a sí mismo, sin saber qué tenía antes, ni qué estaba perdiendo, la única que le vio quedarse vacío, sin nada, sin él mismo. Nadie le comprendería nunca, ni siquiera él mismo. Pero os juro que sin llegar a conocerle, yo estuve cerca. O quizá estuve más lejos que nadie. O quizá era yo la que se marchaba sin avisar, la que nunca sería comprendida, la que no entendía nada, la que estaba sin estar, la que faltaba estando. Quizá yo tampoco sé quién soy, ni dónde estoy. Quizá yo también tengo los ojos huecos, los labios fríos y las manos agarrotadas de aferrarme a lo que no es, nunca fue, y nunca será.

(Photograph credit).

14 comentarios:

  1. Me he sentido más él que tú en numerosas ocasiones, siempre huyo de todo y de todos intentando encontrarme, aunque por desgracia, sin resultado.
    Pero también me he visto en tu piel, cuando he sentido que tenía a una persona a mi lado por unos instantes todo parecía real, pero amanecía (literalmente) y todo desaparecía, ya no estaban, sus manos secándome las lagrimas ni sus labios acariciándome la piel, él, ya no estaba.
    Me he sentido de las dos formas, como todos alguna vez, y tú me has hecho recordarlo, y solo me queda darte las gracias por tus palabras.
    Publica más a menudo, el mundo necesita más de ti, Yaiza.

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  2. Quizás sea por que soy receptiva pero me da la impresión de que, y me atrevo a darte el mérito a ti, tú eres mucho más transmisiva. Me he sentido totalmente identificada con él, el otro él, contigo, y más aún, con la situación.
    Puede que sea mi forma de verlo, la perspectiva desde la que yo he leído tus palabras, pero sé de primera mano que la frustración de querer saber de alguien y no tener ni idea de qué color es la mirada de esa persona es horrible. Aunque sean tus propios ojos.

    Coincido con Claudia y creo que deberías escribir más, y además gritarselo al mundo para que podamos leerte. :)

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  3. Qué psicológico, joder. Y aún así lo he entendido sin tener que pararme a releer demasiadas veces. Te entiendo tan bien... O quizá n otanto. Ya sabes, quizá yo también esté tan lejos de entenderlo.
    Esa mirada vacía, esos labios fríos, ese estás pero no estás y te veo pero no te siento. No habría sabido decirlo mejor.
    Eres tan compleja, y tan artista, y tan jodidamente humilde... Ojalá el mundo estuviera lleno de gente como tú.
    Si pudiera encontrarme entradas como esta todos los días para entenderme mejor quizá conseguiría, algún día, terminar de entenderme.

    Te quiere,

    Lutz.

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  4. (Quiero que sepas que no comento por compromiso aunque lo parezca, porque sólo me paseo por aquí cuando tú has estado en mi blog y no. Últimamente no estoy por ningún lado y esto de que sea verano me tiene un poco descentrado, lo siento mucho).

    Quiero que sepas, también, que esta entrada se me ha antojado como poesía en prosa —no sé qué intención querías darle en realidad, pero es eso lo que he asumido desde el principio—. Es muy complejo y enrevesado, pero la magia de leer es terminar de hacerlo y dar vueltas a qué quiere decir lo que acabas de leer, o al menos eso creo yo. Cada metáfora puede significar mil cosas y mi opinión es que cada persona (los tres que han comentado antes, los lectores, yo y todos los demás) entiende tu escrito de una manera.

    El caso es que me ha llegado muy dentro.
    (Y que a veces yo tampoco sé quién soy).

    Un beso muy fuerte,
    Étincelle

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  5. Me parece tan profundo, tan lleno de sentimiento. No sé cómo lo haces, y no sé exactamente qué haces la verdad, pero me encanta como me siento cada vez que termino de leer algo tuyo.
    Y es que además narras situaciones tan reales en las que todos nos hemos visto alguna vez. Me ha encantado el momento en que dices : "que por no tener, no se tenía ni a sí mismo". Y es que aunque duela hay veces en que notas que nadie te comprende y que ni siquiera puedes refugiarte en ti mismo.
    En serio, puede que el comentario no sea tan profundo como la entrada en sí, pero gracias por compartir cosas tan intensas que a mí, por lo menos, me recuerdan porque dedico parte del día a visitar blogs.
    Un besazo y nunca dejes de escribir.

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  6. Se te echaba de menos y vuelves con este bombazo.
    Creo que todos somos dos personas diferentes alguna vez, que nos conocemos, nos encontramos, nos vemos y a la vez no sabemos ni donde estamos, ni quienes somos, ni si estamos vivos.
    Y es difícil sobrevivir a unos mismo siendo tan laberinto, pero a veces, es casi tan difícil sobrevivir a otros cuando son ellos los laberintos. O quizá, nos venga bien unas cuantas preguntas de quién, cuándo, dónde y por qué de vez en cuando.

    Increíble, Yaiza,
    te admira,
    y quiere seguir leyéndote,
    S.

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  7. Dios. Te he descubierto de casualidad entre los comentarios de otro blog y no sabes cuánto me alegro. Me has dejado sin palabras. Me recorría una especie de envidia sana y empatía hacia tu texto conforme lo leía. Además, al igual que el blog en el que te encontré (Mer-mermaid), te leía mientras escuchaba una canción, pero esta vez ha sido esta
    https://www.youtube.com/watch?v=EoaPhxNubL0

    Así que me he quedado aún más acongojada. Creo que no me equivoco si digo que la gran mayoría nos hemos quedado prendados de tu escrito por pura identificación entre otras cosas. Coincido con Sab Sognatore, espero que sigas.

    Si puede pasarte por mi blog para opinar, te lo agradeceré, sino, pues nada; un besico y gracias por dejarnos mudos :)

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  8. Viaje introspectivo como pocos. Quien diga que uno más uno son dos, se equivoca. Las personas no somos tan simples, a veces hay miles de "yo's" en una sola, y algunos de ellos son incompresibles. Somos mil realidades paralelas y el resto tiene qué decidir cuál de ellas ve. No sé, Yaiza, esta entrada me ha hecho pensar mucho. De hecho, la leí por primera vez hace días pero no supe qué comentar. Ahora creo que he podido sacar algo en claro de todo lo que se me pasó por la cabeza leyéndola, aunque creo que sigue siendo un poco caótico. Qué decirte, que ojalá la inspiración te visite a menudo porque joder. Eres compleja, eres tú. Y eso nos hace falta.

    Te lee dos veces para poder comentar apropiadamente,

    Daw

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  9. Yaiza creo que sin duda alguna este es uno de los relatos que más me han gustado y mira que admiro y me encanta todo lo que escribes, pero no se me he sentido muy identificada quizá más contigo que con él, aunque al final creo que he terminado identificada con un poco de los dos porque como dice Daw "las personas no somos tan simples". En serio, te lo digo siempre que te leo y no me cansaré de decirtelo, escribes maravillosamente bien.

    Millones de besitos enormes, nos leemos muy pronto.
    Noni

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  10. Tal vez él eras tu misma, mirando tus propios defectos de lejos. Genial, hace mucho no me pasaba por aquí.

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  11. ¡Hola! ^^
    La verdad es que hacía un montón de tiempo que me apetecía regresar a este hermoso rinconcito. Preciosa entrada, ¡escribes de maravilla!

    Un abrazo fuerte, ¡que seas muy feliz!

    (misspoessia.blogspot.com)

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  12. Great content. Would you like to follow each other? Let me know and I am instantly follow you back :) Have a nice week! :) xoxo
    http://szepsegpotty.blogspot.hu/

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  13. Ay Yaiza, que de tiempo sin pasarme por aquí y cuanto echaba de menos leer maravillas como esta.
    Cómo podemos llegar a confundir las personas con nuestras tantas caras, porque estoy con Daw, las personas no somos tan simples, ni es tan sencillo a veces. Y creo que me he visto identificada.
    Siempre sorprendiéndome.
    Te seguirá leyendo por los siglos de los siglos,
    Lau.

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