8.9.13

Con acento francés - V.


Empujada por la misma curiosidad que la había hecho acudir a esa cita en la que se acababan de encontrar ahí afuera, frente a una pirámide de cristal que, aunque parecía brillar mucho más, no era nada comparada a lo que sus ojos contemplaban ahí dentro, resguardada del frío y rodeada de una majestuosidad que la mediocridad común no sabe apreciar. Esa misma curiosidad, o quizá algo más. Algo nuevo que parecía hacerse más fuerte con el paso de los minutos a su lado, con el transcurso de las miradas soñadoras que envolvían lienzos colosales y esculturas vivas, con la sucesión de sonrisas que sólo el arte sabía arrancarle.

Él se desplazaba como un fantasma, con movimientos tan suaves y sinuosos que parecía que jamás podría romperse, como si fuera de goma, como si no tuviera cuerpo, como si no existiera. Caminaba unos metros por delante, y el sonido de sus pisadas quería sonar celestial en un eco que recorría unas enormes galerías vacías que parecían atraparla de algún modo. Pero, ¿quién se quejaría de ser encarcelado en el Louvre, aún a desconocimiento de cual hubiese sido su crimen? Y, ¿acaso no era esa una de los primeros misterios que encabezaban la lista de enigmas que aquel hombre había traído a su vida? ¿Por qué ella? ¿Qué tenía de ella para ser la elegida de gozar de unas galerías cerradas al público?

"Vamos, no te quedes atrás, no tenemos toda la noche", le recordó desde la lejanía. Sus inocentes ojos no podían evitar distraerse en lo que hacía tantos años ya había sido perfilado en la gran mente de algún genio.
"¿Cuánto tiempo tenemos?", preguntó alcanzándole.
"No demasiado. No tanto como el que te gustaría. Mucho menos del que me gustaría a mí".

Emprendieron de nuevo la marcha, intentando no sustraerse en ninguna obra más, concentrándose en aquellas palabras. Quiso preguntarle su nombre, pero algo le dijo que no respondería. Quiso preguntarle a qué se refería con lo del tiempo. Quizá fuera una referencia a un sistema de seguridad al que había conseguido burlar. Pero toda aquella atmósfera onírica le hacía descartar cualquier posibilidad lógica.

Casi llegados a su destino, le preguntó con esa misma voz firme con la que la había cautivado:

"¿Cuántas veces has soñado despierta con tener el privilegio de que nada te moleste en la contemplación de una obra? ¿Cuántas veces has soñado con el silencio de un gran museo, el vacío y la paz con los que poder comprender el arte y llegar a descubrir su verdadera esencia?"

Se detuvieron, se miraron, y nadie dijo nada más en largos, eternos e intensos segundos. Sus ojos café escudriñaron una respuesta en todos los recovecos que sus rizos parecían ocultar, y sus labios entreabiertos quisieron pronunciar algunas palabras extraviadas que, por esta vez, se esfumaron antes incluso de ser enunciadas. Y él también la miraba, con esa misma intensidad que parecía apoderarse de ella, pero con una tranquilidad propia de paisaje en el que ni el graznar de ningún ave es perturbante. Y, finalmente, esbozó una sonrisa. Una sonrisa ligera, casi difuminada en el aire, una sonrisa desdibujada y lejana, pero que, en realidad, se encontraba a tan sólo unos centímetros de ella. Unos escasos centímetros.



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9 comentarios:

  1. Parece mentira que este a punto de comentar una entrada reciente, pues venía a comentar la 4 parte, y resulta que me he leído la 5 sin darme cuenta de que era una nueva publicación. Siento no haber comentado en la 3 y la 4, he estado de exámenes y me he tomado un pequeño descanso de comentarios, que sin duda, remarcan que a cada entrada es mejor que la anterior. No sé como lo haces, pero esto que estás escribiendo es maravilloso. Me encanta todo, es como si disfrutara del arte sin estar visitando un museo, aunque claro, seguro que para escribir esto, y viendo como dibujas, a ti el arte es algo que te apasiona bastante, o al menos, me doy ese lujo de pensar.
    Me gusta tanto como para ver una sexta parte de esto, porque la verdad es que me gusta leer lo que les pasa, y lo bien que queda el louvre en ellos dos. Aun así, sí que sería un placer para cualquiera, visitar un museo vacío, aunque espero que no sea como el de la película ''noche en el museo'' aunque en mi caso, no me importaría.
    Sigue escribiendo entradas como esta, merecen muchísimo la pena.
    Y bueno una vez dicho lo mucho que me encanta tu entrada (para recordarte y tal que me gusta) me voy a seguir pasando por el resto de blogs que he dejado abandonados durante mis exámenes.
    Mucha suerte sea lo que sea que vayas a hacer en adelante, te lo mereces.
    Se te quiere y esas cosas.

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  2. Yaiza, precioso el relato, como siempre, además es que dejas con ganas de más, de saber lo que pasará :)
    Un besito enorme, nos leemos.
    http://theworldofthelettersanddreams.blogspot.com

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  3. ¡Hola otra vez, Yaiza!
    Si te digo la verdad, estaba ansiosa porque llegara el día en el que publicaras la quinta parte de esta maravillosa historia. ¿Qué puedo decir que no haya dicho ya en las otras entradas? Me encanta cómo escribes, en serio, y ese poder sobrenatural tuyo de engancharme a la historia y dejarme siempre con ganas de más, de saber qué esconderás tras esos párrafos finales. Me gusta mucho la relación misteriosa y cautivadora de los protagonistas, y también me encanta que todos los paisajes giren en torno al arte y los museos. Te felicito, otra vez, esto cada vez tiene mejor pinta. Cuenta conmigo, estaré aquí en cuanto publiques la siguiente.
    ¡Un abrazo!

    laladronadepalabras7.blogspot.com

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  4. Personalmente, me gustaría saber mucho más de arte de lo que a día de hoy sé, pero... No puedo llegar a imaginar lo que debe de sentirse al encontrarse con esa paz y esa calma, disfrutando de ese placer que solo el apasionado conoce.
    Sabes de sobras que quiero más. Porque me he imaginado a la perfección ese último párrafo y esa sonrisa tan... ¿Misteriosa? Ese hombre. Y esa chica, abrumada.

    Espero que no tardes mucho en publicar la siguiente, y creo que última (espero equivocarme).

    Con mucho amor,
    Lutz.

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  5. Te seré sincera. Sentí el frío del museo cuando está vacío, y su silenio. Y ese olor tan peculiar que tiene a arte; porque sí, el arte huele. Y huele de maravilla.
    Me has puesto la piel de gallina, escribes cada vez mejor. Y desde luego, sé que no me equivoco cuando digo que tienes un don, un algo para describir situaciones y ser capaz de llevarnos a los que te llemos hasta allí; como para que gocemos un poco más de lo que escribes; de lo que tan tan tan bien creas.
    Eres admirable, Yaiza.
    Como escritora, como persona y como todo lo que se te pase por la cabeza.
    Nunca, nunca nunca nunca, pase lo que pase,
    dejes de escribir.
    Te quiere,
    S.

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  6. Hola, este es mi nuevo proyecto te lo dejo por aquí para que lo eches un vistazo y me dejes tu opinión. un beso muy grande des de : http://ellookdepatri.blogspot.com.es/
    Un besito :D

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    Respuestas
    1. Gracias por el sutil spam, pero para la próxima vez te ahorras la molestia. Aquí se comentan las entradas, lo siento.

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  7. Es como si lo viviera yo misma. En serio. Ahí. Después de oír esas preciosas y tan ciertas palabras sobre contemplar y disfrutar de una obra con tranquilidad, disfrutar también de ese silencio que a veces hace falta, y joder, es que después de eso, ¿quién no se queda sin palabras?
    Tengo ganas de saber que mas le deparará a esta chica y al misterioso chico de acento francés.
    Eres muy grande, y conseguirás algo grande aunque te este contando.
    Todos lo sabemos.
    Te quiere y admira,
    Lau.

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  8. ¡Hola!
    Perdona que comente otra vez, solamente pasaba por aquí para decirte que tienes una nominación en mi blog. Espero no molestar, creo que lo mereces :)

    Un saludo! =)

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