I fell in love on the seaside. III

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"¿Quieres que vayamos a la playa?", su susurro todavía acariciaba sus oídos, el sonido se camuflaba entre las olas y su rostro se dibujaba en aquellos azotes que la mar propina, allí a unos cien metros, en las rocas, donde ese gran acantilado.

Todavía la veía ahí. Esa sonrisa afligida, su tono prudente y sus palabras meditadas. Los silencios se hacían incómodos y eternos. La fricción de sus dermis dolía e infectaba las heridas. ¿Pero acaso querían alejarse el uno del otro? Estaban más que dispuestos a lidiar con todas esas pequeñas cosas que hacían aquel amor más valioso.

"Tiene mérito que nos sigamos aguantando", le decía ella, sentada sobre la arena, habiéndose desprendido de su ropa y aferrada al torso desvestido de quien entre sus brazos le daba cobijo, envuelta en esa vieja tejana que un día ella le robó. Dentro iba toda una vida que se ahogó aquella misma mañana, cuando las olas clamaban su comparecencia bajo las aguas. Grandes bocanadas de aire acompañadas de gritos sordos. El mar desorganizado, que el agua no va ahí. No, ahí no. Y tose, pero por más que tosa ya es tarde.

"El día de hoy se parece bastante a aquel", ella deslizó sus gélidas manos por su firme abdomen, bajo aquella misma tejana, ese abdomen en el que ella tantas veces se había perdido y seguiría perdiéndose.

"Sí, la marea está igual de alta", respondió él con la mirada perdida en el horizonte.

"Y parece que también va a empezar a llover."

Las nubes se oprimían las unas a las otras, como en una competición por eclipsar a ese incipiente sol que amenazaba por colar algún atisbo de luz matinal que, finalmente, siempre era interceptado. La sacudida del mar le puso alerta, a la vez que ella casi estrangulaba su vientre, pero sin apenas notar nada. Sólo esa frialdad que se confundía con su recuerdo y el día. Y un día más, ella trataba con todas sus fuerzas en permanecer atada a él. A la vida.

Pero siempre volvía. El mar siempre la llevaba y aquella tejana con la que había sido encontrada todavía se sentía húmeda en días como aquel en el que él también se obstinaba en mantener vivo su recuerdo.

"But it's hard to love you... when you're far away."

Y abandonaba la playa antes de que se diera el nuevo día por comenzado. Antes incluso de que aquella canción se apoderara de todas sus emociones.

Para escuchar la canción en la que me he inspirado para escribir I fell in love on the seaside.

Seaside - The Kooks (se abrirá en una nueva pestaña)

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Hola, queridos míos. Sólo quería avisaros de que a partir de ahora voy a estar bastante inactiva por aquí y por todos los sitios en los que acostumbráis a encontrarme. O al menos, es como debería estar. Comienzan un par de semanas llenas de exámenes (de hecho, ya me ha sido imposible publicar antes) y después comenzaré a preparar la selectividad. Para los que la hayáis hecho ya, me entenderéis. Y para los que no, también me comprenderéis, aunque sea en el futuro.

Por lo demás, es posible que durante este tiempo deje alguna que otra sorpresita aquí. Estad atentos.

Aunque debería de estar concentrada en estudiar todo lo que tengo que estudiar, trataré de devolver los comentarios lo antes posible, así que no desistáis nunca de comentar, porque es lo que mantiene vivo este blog. ¡Podéis incluso compartirlo! Y quizá estamos todavía un poco lejos, pero para los 300 seguidores puede que haga algo especial.

PD: ¡Suerte a todos los que, como yo, están de exámenes!