2.12.12

Ganadores del concurso II.

Bueno, aunque habéis comentado muy poco en la entrada anterior, he considerado oportuno no alargar más esto para poder publicar pronto mis propios textos.

Para los que todavía no habéis leído los otros dos textos premiados, como el accésit y el que votasteis vosotros, podéis pinchar aquí. Si, por otro lado, preferís leer lo último mío que publiqué, que fue la segunda parte de "Obstrucción a la civilización", pincha aquí.

Sin más dilaciones, paso a anunciaros la ganadora. Este fue el texto que elegí yo con la ayuda de mi mejor amiga. De entre los que quedaron, saqué el accésit y los finalistas que votasteis. La elegimos por razones obvias, y se merece una entrada aparte (además de que es el texto más largo).

La ganadora es Daw, del blog The World is Ours, y obviamente, tenéis que pasar por allí a echarle un vistazo. Sobre todo porque ella también organizó un concurso y acaba de publicar los ganadores (ts, guiño, codazo, ts). No os voy a decir más, porque nada de lo que diga hará justicia. Simplemente leerlo y dejad que se os ponga el vello de punta.

Una sombra más
Observo como el sol se duerme sobre los rascacielos de Madrid, casi desmayándose sobre la ancha carretera de una avenida que conozco demasiado bien. Conozco sus pintadas, huellas de artistas callejeros sin nombre, sus tiendas cerradas, sus idas y venidas de mocasines y altos tacones de plataforma, sus estrechos callejones donde muchos se refugian a la luz de la soledad. Incluso llego a reconocer algunos vestidos que pasean sólo los martes o algunos trajes grises que corren todos los días a las siete de la mañana sin perder la vista del reloj. Pero ellos nunca me reconocen a mí. No me ven, no me escuchan. Me he empezado a cuestionar si no seré una especie de fantasma. Me he cuestionado si siquiera existo. Las miles de personas que pasan día a día por delante de mis ojos nunca me dirigen una mirada. No me prestan ni una milésima de segundo de su tiempo. Aún así, les comprendo. Su tiempo es muy valioso. 
Sólo algunos niños miran con curiosidad mis ropajes, mi pequeña casa y mi borrosa escritura. Tiran de las faldas de sus madres, señalándome, pero ellas siempre les dan un pequeño empujón y les hacen retirar sus ojos de mí, argumentando que ‘con esa gente no se habla’. Su tiempo es muy valioso, ¿cómo no lo iba a ser el de sus hijos? 
Pero hoy me he llevado una grata sorpresa cuando he visto unos zapatos marrones que siempre veo cruzar la calle por la noche acercarse a mí, y sentarse sobre una caja de cartón a mi izquierda. Aquel hombre de mirada viva y andares señoriales de las once ahora se desplomaba sobre un suelo que nunca había parecido ser digno de él, con los ojos rodeados por unas ojeras interminables y las costillas marcadas bajo la raída camisa. Le he ofrecido una de mis mantas, una verde con motivos navideños rojos y blancos, y él la ha tomado entre sus manos. Un instante después, ha comenzado a temblar y a llorar desconsoladamente. Entonces lo he recordado. Esa manta me la dio una mujer de zapatos de tacón rosas, muy estridentes, que al día siguiente, si no me equivocaba, acompañaba a este hombre de los zapatos marrones. 
Probablemente, esta manta fuera suya. Probablemente, la situación ha cambiado y ahora él también la necesite y quizás más que yo. Probablemente, la mujer de los tacones ahora esté con otro hombre que no necesite de una manta navideña para sobrevivir por la noche. Probablemente, sus hijos acabarán llamando ‘papá’ a ese hombre y no a ese inútil que perdió su trabajo. Probablemente, ese inútil no sea inútil en absoluto. Probablemente, sólo sea un alma más que a causa de los engaños de personas tan lejanas a él que no conocen ni su nombre va a caer en el olvido. Como tantos otros, como yo. Probablemente, esas personas se merezcan esta vida más que nosotros, pero ahí están, en lo más alto y sin ni un solo problema, mas que el de todas las personas que hunden a su paso. Probablemente, no seamos los únicos llorando esta noche. Probablemente, no seamos los únicos a los que nos ignoren, porque, después de todo, su tiempo es muy valioso como para gastarlo en lo que podrían llegar a ser ellos algún día. 

Nada más que decir. Espero que os haya gustado el texto de Daw, porque la verdad es que es un gran relato. Pronto, aparecerán los enlaces de los tres ganadores por el blog (sabéis que me tomo mi tiempo para estas cosas) e intentaré materializar sus respectivos premios (dibujos), pero todo a su tiempo.

2 comentarios:

  1. ¿Quién no la idolatra como persona y como escritora?
    Si es que no tengo nada que decir, saber que ella participaba era como "¡Oh! Va a ganar ella, pero me da igual, yo sólo quiero leer su texto de una maldita vez". Y es así, lo digo con el corazón en las manos.
    ¿Mis felicitaciones a Daw! Y mil gracias a ti, por organizar el concurso.
    Se os quiere a ambas! :')

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  2. Jo, Yaiza, muchísimas gracias. Primero, por haber creado este concurso, en cuanto lo vi me dije: "Tengo que participar, aunque no vaya a ganar, tengo que hacerlo". Y es que, ¿quién se resiste a la crítica social, estando el mundo como está? No te imaginas cuánto me alegro de que te gustara mi relato, puesto que realmente no pensaba que pudiera ser uno de los ganadores. Que más decir, además de gracias (también a Sab) porque me animáis a escribir.

    Un besazo! <3

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