El día en el que ella comprendió que la música significaba mucho más para él de lo que podría imaginar.

Se despierta con ayuda de unas gotitas de sol en su piel y el tacto de unos bonitos acordes en sus oídos. Cuando abre los ojos, a su lado ya no hay nadie. Descansa sola entre las sábanas arrugadas, que una vez  que se levanten, guardarán el secreto de lo que había pasado allí la noche anterior. Desperezada, de buen humor, feliz, conquistada. Se levanta y sigue el sonido, y antes de que él pueda verla o escucharla llegar, se para en el umbral de la puerta. Con esa mirada perdida que imagina tantos sueños hechos realidad, le observa tocar su guitarra. Le parece que trata sus cuerdas con casi tanta delicadeza con la que la trata a ella, eso le gusta. Le parece tan tierno. Y él continúa ahí, junto a la ventana, dejando que los matinales rayos de luz reflejen en la madera de su viejo instrumento mientras se deja llevar por la improvisación en un acto desesperado de expresarse. Con los ojos cerrados percute las cuerdas hasta dar con la melodía perfecta. Ha dejado de ser una improvisación, ahora está componiendo. Tiene siempre un cuaderno a mano, por si acaso. Lo utiliza apuntando lo que acaba de tocar, y cuando de nuvo levanta la mirada, la ve a ella. Sonríe y se disculpa por haberla despertado. A ella no le importa. Nunca antes había tenido un mejor despertar. Simplemente se acerca a él y como si rozara la fruta prohibida, desliza sus dedos por su rostro antes de besarle. Y sin decir nada más, él comienza a tocar esa canción que tanto ha conseguido siempre emocionarla. Ella desconoce cómo llegó a sus oídos su canción favorita, pero no puede hacer más que sonreír. Y derretirse cuando él la interpreta ante sus ojos con tanta perfección, con tanta pasión. Su voz parece hecha para amainar a cualquier bestia, se da cuenta que podría quedarse dormida escuchándole cantar. Como si sintiera cada palabra de esa canción, la vena de su cuello se hincha. Aquello la hace enloquecer, pero más profundamente, la hace darse cuenta de que está enamorada. Llevaba tanto tiempo luchando con que él se dedicara un poco más a ella y dejara la música a un lado... Ahora está segura de que les irá bien, pues por fin ha comprendido que él es a quién ama, con defectos, virtudes y música incluidos.


FOTOGRAFÍA: Probablemente no os hayáis dado cuenta, pero es un fotograma de un videoclip. La razón más razonable para que no lo reconozcáis es que quizá no conocéis a John Mayer. Esta imagen en concreto es de su videoclip Your Body Is A Wonderland. Os invito a escuchar algo de este artista que tiene mucho talento que compartir. Supongo que estaréis pensando en cómo se me ha ocurrido utilizar esta imagen. Os explico. En realidad soy una gran aficionada a los videoclips. Me encanta verlos, más allá de la canción. Si la canción es bonita, genial. Pero si la canción no me gusta, sería capaz de ver el video sin voz. Me gusta que los videoclips tengan su historia, y si te paras a mirarlos, tienen grandes historias de las que se pueden sacar bonitas imágenes. Así que os anuncio que a partir de ahora, utilizaré más de una vez fotogramas de algún videoclip, eso sí: siempre indicaré el artista y la canción a la que pertenece. ¡Un beso, bloggers!