25.7.11

Cuando entregar tu confianza a alguien significa mucho más.

- ¿Por qué no confías en nadie? Siempre estás pensando mal de la gente...
Él se acerca, agitado y exaltado por una discusión que ha tenido lugar hace unos minutos no muy lejos de allí, involucrando a otras dos personas, hasta la muchacha, que sentada en el césped abrazada a sus rodillas mira el cielo estrellado.
- Porque cuando te hacen daño tantas veces, aprendes a prevenirte. Si no confias en nadie, nadie llega a tu corazón. Y si nadie llega a tu corazón, nadie te puede hacer daño -dice sin ni siquiera mirarle a la cara.
- ¿Y qué te hace pensar que todo el mundo quiere herirte? -pregunta sentándose junto a ella, ahora más relajado.
- No sé, quizá los palos que da la vida. No quiero sufrir más.
- Entonces, ¿nunca jamás confiarás en nadie? -él también mira las estrellas.
- En nadie no -se deja caer, se tumba.
- ¿Qué quieres decir?
- Confío en alguien. En una persona.
- ¿Y qué hizo esa persona para ganarse tal privilegio? -decide acompañarla, se tumba junto a ella y la mira esperando una respuesta.
- Supongo que confiar en mí primero. Si alguien confía en mí, si esa persona cree en mí, cree que soy fuerte, que soy lo suficiente buena para algo, supongo que con el tiempo se acaba ganando mi confianza.
- ¿Cuánto tiempo? -pregunta curioso e interesado.
- En este caso no mucho. Sólo tuve que conocerle para saber que él confiaba plenamente en mí. Que contaba conmigo para cualquier cosa, y por eso él puede hacerlo conmigo. En seguida supe que era alguien especial. Que valía la pena. Él me abrió su corazón, y aunque al principio yo quería rechazarle, ya que tenía miedo, acabé entregándole las llaves de mi corazón. Confío en que las sepa cuidar, aunque todavía no lo sepa.
- Que no sepa, ¿el qué? -pregunta frunciendo el ceño.
La muchacha le mira, como si esperara a que él lo adivinara, pero decide continuar.
- Que tiene esas llaves. Pero de todos modos, no tardará demasiado en unir las piezas de este rompecabezas.
- ¿Qué quieres decir?
- Pregunta equivocada. Olvídalo -dice volviendo la mirada hacia las estrellas.
- Está bien... -tras una pausa reflexiva, en la que ambos han apreciado la belleza del hermoso cielo, continúa- ¿Y quién es esa persona?
- Tardabas en hacer la pregunta correcta -admite sonriente, todavía sin mirarle.
- No te sigo -aclara desconcertado.
- Eres tú.
Él la mira fijamente, hasta que ella también lo hace. Entonces desliza su mano por el césped hasta encontrarse con la de ella. La agarra, entrelaza sus dedos, la sujeta fuerte, con firmeza. Ella dibuja una sonrisilla, tímida y ruborizada, y después, él se acerca y la besa. Un beso corto que sabe a poco para ambos.
- Gracias por confiar en mí. Significa mucho cuando alguien me entrega su confianza.
- Lo sé. Para ti significa mucho que te la den. Para mí darla.
- No te defraudaré.
- Lo sé.
Y esta vez sí, se besan, como si tuviesen que recuperar demasiado tiempo perdido.

4 comentarios:

  1. Que bonitoo me encanta tu blog, la historia esta muy xula te sigo vale? bsts.

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  2. Oh muchas gracias,me ha encantado tu comentario jj.Pues la verdad es que me lo paso genial haciendoles sesiones,es muy divertido,jaja.Gracias por pasarte.Un beso!

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  3. Gracias por leer mi pedacito de corazón que es mi blog, tienes arte para escribir y se lo que me digo, te sigo ;)

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