16.3.12

Japón, 11-03-2011.

Desde lo alto de una colina, un hombre no muy alto observa lo que tiene a sus pies de ese modo con el que se podría ver a tus seres queridos desvanecerse, de ese modo con el que miras a lo que te arrebata todo lo que tienes. Se lleva las manos a la cara, y desde sus lácrimales brotan dos gotas cristalinas, limpias, puras... Y heridas. Rasgan su alma al igual que una oleada rasga las paredes de uno de los edificios más altos de la ciudad. No puede soportarlo y un grito de desesperación es alzado hasta el aire, por si alguien puede oírlo y hacer que todo esto pare, o que se despierte tras una pesadilla... Ha notado el suelo temblar bajo sus pies y alguien le ha arrastrado contra su voluntad del lugar que ahora ve desaparecer. Así, de un momento a otro ante sus ojos. Visto y no visto. Y agua, mucha agua. Su fábrica, esa que levantó con su sudor y trabajo, la que le costó los ahorros de su familia e incluso muchas disputas familiares. Su fábrica, su vida. Ni siquiera recuerda el nombre de quién le ha salvado, no es capaz de trazar en su memoria su rostro... Ha sucedido tan rápido. Y a la misma velocidad se da cuenta de que no todo el mundo pudo escapar. Llora más, se derrumba sobre sus rodillas. Se ha clavado una piedra, pero ni siquiera se da cuenta. Grita, suplica y lanza plegarias inútiles a un cielo negro a la vez que alguien intenta acercarse y consolarle. Es despedido de un manotazo. Ha sido un actorreflejo, un simple mecanismo de defensa. Quiere estar solo, que nadie le moleste. Su dolor es sólo suyo y ya le avergüenza lo suficiente que a esa misma colina hayan subido algunas decenas más de personas escapando de la gran ola, huyendo de la muerte, y que le estén viendo hundirse. Se limpia las lágrimas, como si intentara concienciarse de que no es tan grave. Pero es inútil. Observa. Sólo hace eso, observa el poder del agua. Cómo acaba con todo, arrasa, devasta lo que siempre ha sido su tierra, la casa en la que nació, en la que creció, el restaurante al que llevó a su mujer, el parque en el que se conocieron, la casa en la que vivieron... Y la fábrica, frente a sus ojos. Lo que antes se erigía como uno de los edificios más protuberantes de la ciudad ya había desaparecido. Y sus trabajadores no han podido escapar... Se levanta, recoge su orgullo del suelo y se lo traga. Aguanta el tipo, seca sus lágrimas y se da la vuelta, decidido a buscar algo que hacer, una nueva vida... O la muerte. ¿Quién quiere vivir cuando lo ha perdido todo? Levanta la mirada en busca de un rayo de luz, un rayo de esperanza en medio del dolor y el sufrimiento de sus conciudadanos, que también están viendo como toda su vida se resume a la sacudida de una gran ola. Lo encuentra, y vuelve a olvidar el orgullo, dejándolo atrás. Sale corriendo, y abraza a otro hombre. Un hombre con mono de trabajo, un hombre que también llora. No se dicen nada. Los dos están vivos. Esa es la esperanza. La esperanza de que algo más de sus vidas se haya salvado. Y si no, al menos podrán recordar cómo juntos sobrevivieron al tsunami de Japón 2011, olvidando que un día fueron jefe y mandado.




Como podéis ver, esta entrada no es una entrada cualquiera. Como muchos sabéis, a veces hago entradas en las que toco temas de actualidad o trato de concienciar y esta es una de ellas. La quería haber publicado antes, por ejemplo, el día de su primer aniversario, el día 11 (que también fue el aniversario de los atentados de Atocha, ¿os acordáis?), pero la inspiración es caprichosa. Podría hacer también una entrada por lo de Atocha, pero no doy a basto. Quizá más adelante.

A lo que iba. Espero que os la toméis en serio. LA HISTORIA ESTÁ BASADA EN HECHOS REALES. Se trata de una historia verídica de un hombre que sufrió lo que narro, y salió por las noticias. Me pareció tan entrañable que he necesitado ponerlo aquí.

Otra cosa que quería comentar son las imágenes. Algunas hablan por sí solas, pero creo que la segunda es de comentar. Ese almendro entre los escombros que para mí ha simbolizado desde que he visto la fotografía la esperanza que los japoneses necesitaban en aquel momento. La desolación de la tercera fotografía me ha superado.

¡ESPERO VUESTROS COMENTARIOS! NO ME FALLÉIS.


4 comentarios:

  1. Yaiza! gracias por tus comentarios(:
    la verdad, me alegras el día jajaja ojalá todos mis seguidores fuesen como tú :DD
    siento no pasarme tanto como quisiera pero los examenes no me dejan ._.
    por cierto una entrada super interesante, de verdad :DD
    un beso♥

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  2. Pues la verdad es que buen dia fue el 11 de marzo ocurrio de todo u.u tanto como en madrid como en japon >.< preciosa entrada (:
    (K)

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  3. Decirte que tengo la piel de gallina, es quedarse corto.

    http://somethingstriggeredmma.blogspot.com.es/ ♥

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  4. Me has puesto la piel de gallina , en serio, es un tema que cala muy dentro.

    http://mybedsmellslikeyou.blogspot.com.es/

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