4.3.12

Costumbres.

Que me acostumbré rápido a llorar cada noche, a que mis lágrimas empaparan mi almohada y no separarme de los pañuelos durante el día. Que me acostumbré a sentirme atrapada, pequeña y ahogada. Que me acostumbré a ser una incomprendida. Que me acostumbré a vivir sin los abrazos que un día necesité. Que me acostumbré a vivir huyendo de los problemas, a ser una cobarde incapaz de afrontar la realidad. Que me acostumbré a ser incapaz de decir en algo lo que me atormentaba. Que me acostumbré a sonreír por interés. A sentirme asfixiada en un espacio abierto. Que me acostumbré a no tener las respuestas que he buscado, a adornar las mentiras y a ocultar mi realidad.
Sin embargo, a lo que sí que me acostumbré fue a ser una mentirosa, porque la verdad es que todavía no he conseguido acostumbrarme a nada de eso.




¡Bajen las alarmas!  Estoy bien, este sólo es un texto que escribí en mi mala época que muchos de vosotros habéis vivido junto a mí. Simplemente, me apetecía publicarlo ahora.
Espero todos vuestros comentarios, ya sabéis que los devuelvo todos :)


PD: Sería importante para mí que os pasárais por mi anterior entrada, 
porque me gusta especialmente (sólo por la temática) y significaría mucho saber si 
os gusta o no, aunque no os sintáis identificados. Gracias :)

4 comentarios:

  1. Nunca te acabas acostumbrando a ese tipo de cosas, por muchas veces que lo hagas.

    http://mybedsmellslikeyou.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Yaiza, es preciosa. Triste, pero preciosa, enserio, me ha encantado. Es difícil acostumbrarse a las cosas malas, pero no tardamos nada en acostumbrarnos a lo bueno... Bueno pues eso, que me ha encantado y más el final, no me lo esperaba. Muchos besos, hablamos pronto!

    ResponderEliminar
  3. Un precioso texto con un aún más precioso final. Sorprendente y muy emotivo, me encanta. Sigue así! :)

    ResponderEliminar
  4. Precioso el texto, y el final conmovedor ;)
    (K)

    ResponderEliminar