3.9.11

Primero quiero bailar bajo la lluvia.

Sentados en el cálido ambiente de una acogedora cafetería, disfrutan de una maravillosa tarde juntos. Pero afuera, la lluvia de la noche ha interrumpido el brillo del sol de la tarde. El cielo está oscuro, y las gotas de lluvia se precipitan con violencia hacia las decenas de paraguas de las calles. Él mira por la ventana alarmado por el sonido de las gotas golpear contra el  cristal, y con una sonrisa, su eterna sonrisa, se dirige a ella.
- Vamos, te llevaré a casa antes de que esto empeore.
Ella asiente, y antes de que pueda levantarse, él ya le tiende la mano habiendo dejado el importe de sus bebidas sobre la mesa. Cuando abren la puerta de la cafetería, un frío y fuerte viento les azota, alborotando sobretodo los largos cabellos de la muchacha, que intenta abrigarse con una fina chaquetilla que le es insuficiente. Él también lo nota, pero prefiere pasar el brazo sobre el hombro de la joven para protegerla antes que dejarse ver vulnerable a una simple tormenta.
Ya fuera de allí, caminan a paso ligero bajo la lluvia, con las espaldas encorvadas, como si por disminuir su altura, fueran a ser menos mojados. Entre risas y búsquedas de sitios a cubierto, la tormenta no amaina. Es más, se enfurece. La lluvia cae cada vez en más cantidad. El viento la empuja en una dirección diagonal que hace imposible no acabar completamente calados, y lo peor es que todavía les queda bastante que recorrer.
- Quizá no deberíamos habernos ido de la cafetería -reconoce avergonzado.
- Ahora ya da lo mismo -concede risueña.
Sin soltar su mano, avista un parque, al que le lleva sin posibilidad alguna de negarse. Su risa resuena en los oídos del jóven, que simplemente se deja llevar por la situación. Allí, ella le suelta y salta una pequeña valla que cerca un campo de fútbol que a su vez es de baloncesto. No muy grande, de esos que hay en todos los barrios. Y sin pensárselo dos veces, con los brazos extendidos, gira mirando hacia el cielo.
- ¿Has visto 'Cantando bajo la lluvia'?
- La verdad es que no... -responde confuso, todavía desde el otro lado de la valla.
- Yo tampoco... ¡Pero da lo mismo!
Entonces ella le mira, y sólo mirándole, es como si le obligara a cruzar la valla y acompañarla. Y justo en el momento en el que pasa una de sus piernas al otro lado, el foco que iluminaba aquel pequeño campo, se apagaba. Ese y todos los que había a la redonda. Y en la oscuridad se puede escuchar todavía su risa, que recuerda a la de un ángel. Ninguno de los dos ven absolutamente nada, de todos modos, él termina de cruzar la valla y nota sus zapatillas llenarse de agua al poner un pie sobre el encharcadísimo campo.
- ¿Dónde estás? -pregunta.
- ¡Aquí! -le contesta risueña- A tu lado -susurra a su oído.
Y cuando él se da la vuelta decidido a besarla, seguro de que es el momento de hacerlo, ella le detiene posándole uno de sus dedos sobre su boca, aunque con la torpeza típica de la oscuridad. Él sólo escucha risas, y al fin, ella explica.
- Primero quiero bailar bajo la lluvia.
Él no entiende nada, pero antes de que se pueda parar a pensar si todo aquello tiene o no sentido, ella le ha agarrado de la mano y le invita a seguir sus movimientos, a ciegas en la oscuridad, escuchando tan sólo sus respiraciones. Y sus chapoteos, que sumados a la oscuridad terminan por llevarlos de viaje hasta el suelo.
Entonces una nube se mueve y deja salir el resplandor de la luna, que se refleja en cada una de sus faciones. Él ha caído sobre ella, y se aguanta apoyando sus brazos a cada lado de su cara, mientras ella se aparta un mechón de pelo empapado y pegado a la cara. Y ahora sí, ahora sí era el momento de besarla, besarla y disfrutar de ese primer beso bajo la lluvia, ese primer beso de fantasía, de película.

1 comentario:

  1. Que bonito :) me ha encantado, super romántico bajo la lluvia :) quien quisiera una pequeña historia así :P un saludo Yaiza.

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