8.8.11

Niñatos inmaduros.

Hoy día todo va mucho más rápido. Los coches van más rápido, los trenes van más rápido... Y la vida va más rápida. Los niños crecen antes, o al menos lo simulan. Niños que con tan sólo once años se creen saber lo que es el mundo de ahí fuera. Ni siquiera han puesto un pie en el instituto pero tienen cojones a encararse con cualquier adulto. ¿El respeto? Ni siquiera saben lo que significan. Creen saber más que tú, creen saber más que sus profesores, creen saber más que sus padres. Se creen adultos. Creen que la vida ya les ha dado suficientes lecciones, y la vida ni siquiera ha empezado con la mayoría de ellos. Niños que intentan vacilarte fardando de ver cosas que tú desearías no haber visto nunca. No, sabes que ellos realmente no las han visto. Pero al  menos te queda el consuelo de saber que un día se enfrentarán a la vida de verdad. Que la vida les levantará un muro frente a sus caras y ellos tendrán que luchar por saltarlo, o atravesarlo. Y ese día no valdrá fardar de haber saltado muchos muros, pues sólo ellos tendrán que superar ese obstáculo. Si lo consiguen, quizá aprendan algo útil por una vez en su vida.
Mientras tanto, tú recuerdas que a su edad todavía jugabas con muñecos. Que en aquellos tiempos discutías con tus amigos porque no te querían dejar un "rotu chuli" o porque no te querían cambiar un cromo aunque lo tuvieran repetido. Recuerdas que a pesar de que a su edad tú todavía eras un niño de los de verdad, de los de antes, empezabas a madurar. Te paras a pensar en que tú a esa edad habías sufrido ya demasiado, y que empezabas a pensar en el futuro. Mientras te dicen que van a ser astronautas, o pilotos de carreras, tú recuerdas que a esa edad seguías siendo un niño pero con ideas claras. Sabías para qué servía la educación, sabías que querías ser alguien en la vida. No fardabas de ninguna desgracia, porque no te sentías orgulloso de ellas. Simplemente luchabas por seguir adelante y conseguir tu meta, creciendo y madurando, adquiriendo valores cada día.
Por eso es por lo que la próxima vez que te diga que va a ser famoso por hacer piruetas en una bicicleta y que ha visto lo duro que es la vida de un drogadicto, que ha visto cómo un amigo suyo se enrollaba una hoja de maría y se la fumaba, te darán ganas de darle con la mano abierta en la cara. Sí, todo un machito. Todo un trotamundos. Poco has visto tú: lo que se fuman son los cogollos, niñato. Pero alto, a ti te han enseñado valores. Sonreirás, y ni siquiera le dirás nada porque tampoco necesita saberlo.

Una imagen que me va al pelo, después del texto, escrito la encontré en Desmotivaciones. ¿Destino?

Al margen del texto de hoy. Os quería informar que he decidido llamar a la sección que os comenté en la entrada anterior "¿Qué me pasa por la cabeza?" y de hecho, ya he creado una etiqueta para ella. Además he añadido algunas entradas que no se trataban de textos ya publicadas, como la de Conciencia Tercermundista o una Crítica de Cine que hice a principios del blog. Pronto, además, crearé una pestaña en la que dejaré todos los enlaces a las entradas de dicha sección y, obviamente, empezaré a publicar cosas nuevas en ella.

3 comentarios:

  1. y q lo digas yaiza, pero esto es lo que hay..

    ResponderEliminar
  2. Me gusta, te sigo^^
    http://regalametutiempo.blogspot.com/
    Ojala te guste :)

    ResponderEliminar
  3. Guau es la primera palabra que me ha venido a la mente tras leer esta entrada. Bravo es la siguiente. Creo que tengo que ponerme al día y leer todas las demás entradas que no he podido mientras estaba de vacaciones.

    ¿Te suena la frase "los niños de antes no eramos tan gilipollas"? Sí, así, sin censuras. Pues creo que me viene al pelo en este momento.

    Yo también conozco a niños como los que describes arriba y qué decir, también les daría un tortazo en la cara y les haría saber lo que me disgusta ver que están echando su vida a perder con esos pensamientos. Aunque claro, cuando yo era pequeña también deseaba crecer. Tenía prisa por que no sabía todo lo que me esperaba. Ahora, quiero volver a tener 3 años cuando las cosas eran mucho más fáciles.

    Pero, a día de hoy, con tan solo 16 años, no puedo considerarme adulta. Tampoco una niña ya que empiezo a darme cuenta de las responsabilidades y dolores de cabeza que la vida conlleva. Simplemente estoy en la adolescencia, la edad del pavo y menos mal que las mujeres maduramos antes y ya me queda poco para acabar esta etapa. La veo demasiado complicada.

    Ya ves... supongo que al contrario que esos chavales que han empezado demasiado pronto esa edad, yo estoy deseando acabarla.

    1 beso :)

    ResponderEliminar