No seas cobarde.

Caminando perdida a ningún lugar. No reconozco las calles ni las caras. No reconozco nada de lo que veo. Vagando descalza, cansada de soportar lo ya pasado. Quería olvidarme de todo y empezar de cero. Olvidarme de todo el mundo, conocer gente nueva, buscarme una nueva vida. Pero me equivoqué. Ahora no hay vuelta atrás. Un mundo diferente cuando te encuentras realmente sola. No tengo a nadie a quién contarle mis penas ni mucho menos a alguien con quién compartir mis alegrías. Caminando perdida a donde los pasos me lleven, que será a algún lugar. Caminando, sin rumbo, sin destino. Soy un vagabundo, sin zapatos ni ropa de abrigo. Pasaré la noche al cobijo de un portal, esperando que como a Cenicienta, venga el príncipe a ponerme los zapatos. Pero esto no es un cuento. No he huido porque hayan dado las doce y la calabaza deje de ser carroza. Esto es la vida real, y aquí, hay que admitir las cosas. Huí porque era cobarde. Ahora, lo he perdido todo. Ahora, no tengo nada por renunciar a ser valiente.